El amor de Dios es belleza, es siempre nuevo, nos sorprende en medio de la densa nube y nos anima a seguir.
Por la mañana fue la oscuridad y tinieblas, y por la noche brillo la aurora. Doy gracias a Dios que regó misericordia, y conversión.
Recibí una humillación valiosa, que abrió paso a un conocimiento más genuino , y también a darme cuenta de las insinuaciones sutiles del mal.
Al regresar a casa caminando de noche, con el soplo de la brisa en el rostro, sentí mi nada infinita, tan infinita como el Amor de Dios .
Y agradecí al ALTISIMO por su gran compasión y su Ternura. Senti libertad.
Soy libre.
Soy feliz.
Amo.
Adriana noviembre 2009
No hay comentarios:
Publicar un comentario