miércoles, 12 de octubre de 2016

Profesionales de la salud de distintas partes del mundo y jóvenes que cursan la carrera universitaria de psicología son católicos y quieren ser fieles a Dios y me preguntan cómo ejercer la vocación sin anular la fe que llevan en su corazón. Mi respuesta es sencilla. Reza. No te canses de rezar. Antes de recibir a un paciente querido hermano, recordemos invocar al Espíritu Santo, para que nos conceda la gracia de la sanidad y los dones de ciencia, consejo, entendimiento y humildad. Solo con la ayuda de Dios, nuestros pacientes saldrán adelante y sus sufrimientos serán aliviados. Por eso no dejemos la oración por nuestros enfermos. Recordémoslos no solo antes que ingresen a la consulta, sino también en nuestra eucaristía en lo posible diaria y nuestras oraciones junto al Sagrario. Allí el Señor obrará en cada sufriente y le dará la sanación. Tenemos un compromiso, y solos no podemos hacer nada. Si nos ponemos al servicio de Dios, El se encargara de lo que nosotros no podemos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario