martes, 14 de junio de 2011
Para que el alma llegue a la suprema paz interior,es necesario que Dios la purgue a su modo,
Luego que te resolvieres con firmeza a mortificar tus sentidos exteriores para caminar al alto monte de la perfección y unión con Dios, Su Divina Majestad pondrá su mano para purgar tus malas inclinaciones, apetitos desordenados, complacencia vana y estima propia, y otros vicios ocultos que tú no conoces y que reinan en lo íntimo de tu alma, e impiden la unión divina.
No llegarás jamás a este estado dichoso, por más que te fatigues con los ejercicios exteriores de mortificación y resignación, hasta que interiormente el Señor te purgue y te ejercite a su modo, porque él sabe cómo se han de purgar los defectos secretos. Si tú perseveras con constancia, no sólo te purgará de los afectos y apegos de los bienes naturales y temporales, pero a su tiempo te purificará también de los sobrenaturales y sublimes, como son las comunicaciones internas, los raptos y éxtasis interiores y otras gracias infusas, donde se apoya y entretiene el alma.
Todo esto hará Dios en tu alma por medio de la cruz y la sequedad, si tú libremente le das el consentimiento por la resignación, caminando por estos caminos desiertos y tenebrosos. Lo que tú debes hacer es no hacer nada por tu sola elección. Lo que tú debes hacer es sujetar tu libertad y únicamente callar y sufrir, resignándote con quietud en todo lo que el Señor interior y exteriormente te quiere mortificar, porque éste es el único medio para que tu alma llegue a ser capaz de recibir las influencias divinas, mientras sufres la tribulación interior y exterior con humildad, quietud y paciencia, no las penitencias, ejercicios y mortificaciones que por tu mano puedes tomar.
El labrador más estima las hierbas que planta en la tierra que aquellas que por sí solas nacieron, porque éstas no llegan jamás a sazonarse. Del mismo modo Dios estima con más agrado la virtud que Él siembra e infunde en el alma (mientras se halle sumergida en su nada, quieta, tranquila, retirada en su centro y sin ninguna elección) que todas las demás virtudes que el alma pretende conquistar por su elección y esfuerzo.
Lo que importa es preparar tu corazón como un papel en blanco, donde la divina sabiduría pueda formar los caracteres a su gusto. Oh qué grande obra será para tu alma estar en la oración las horas enteras, muda, resignada y humillada, sin hacer, sin saber ni querer entender nada.
GUÍA ESPIRITUAL
Miguel de Molinos (1627 – 1697)
No llegarás jamás a este estado dichoso, por más que te fatigues con los ejercicios exteriores de mortificación y resignación, hasta que interiormente el Señor te purgue y te ejercite a su modo, porque él sabe cómo se han de purgar los defectos secretos. Si tú perseveras con constancia, no sólo te purgará de los afectos y apegos de los bienes naturales y temporales, pero a su tiempo te purificará también de los sobrenaturales y sublimes, como son las comunicaciones internas, los raptos y éxtasis interiores y otras gracias infusas, donde se apoya y entretiene el alma.
Todo esto hará Dios en tu alma por medio de la cruz y la sequedad, si tú libremente le das el consentimiento por la resignación, caminando por estos caminos desiertos y tenebrosos. Lo que tú debes hacer es no hacer nada por tu sola elección. Lo que tú debes hacer es sujetar tu libertad y únicamente callar y sufrir, resignándote con quietud en todo lo que el Señor interior y exteriormente te quiere mortificar, porque éste es el único medio para que tu alma llegue a ser capaz de recibir las influencias divinas, mientras sufres la tribulación interior y exterior con humildad, quietud y paciencia, no las penitencias, ejercicios y mortificaciones que por tu mano puedes tomar.
El labrador más estima las hierbas que planta en la tierra que aquellas que por sí solas nacieron, porque éstas no llegan jamás a sazonarse. Del mismo modo Dios estima con más agrado la virtud que Él siembra e infunde en el alma (mientras se halle sumergida en su nada, quieta, tranquila, retirada en su centro y sin ninguna elección) que todas las demás virtudes que el alma pretende conquistar por su elección y esfuerzo.
Lo que importa es preparar tu corazón como un papel en blanco, donde la divina sabiduría pueda formar los caracteres a su gusto. Oh qué grande obra será para tu alma estar en la oración las horas enteras, muda, resignada y humillada, sin hacer, sin saber ni querer entender nada.
GUÍA ESPIRITUAL
Miguel de Molinos (1627 – 1697)
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